martes

HORTENSIA EN SU AUSENCIA

Entre la puerta abierta y una gastada bombilla amarillenta encendida está Hortensia, taciturna en su oscuridad perenne. Peinada como siempre, el lápiz de labios recién aplicado, vestida con falda oscura hasta bajo la rodilla y una blusa color crema, su ceguera sólo le permite percibir con supina sutileza la vibración de los acompasados pasos del arquitecto subiendo la escalera de madera.

Sola, desde la cuarta planta del viejo edificio, esperaba una respuesta a su preocupación sobre el estado de sus agrietados falsos techos de yeso, los que fueron construidos antes de la muerte de su madre, hacían ya 80 años.

En el momento ulterior a darse la mano, ella intuyó que el polvo precipitado desde el techo sobre su cabeza, más que el anuncio de que algo no iba bien, era la evidencia necesaria para la solución inmediata del problema.

Con la mano tendida sin saludo, el visitante vio cómo el falso techo se desploma y Hortensia solucionaba su soledad y la ceguera.

HORTENSIA MAS SENSIBLE

Entre la puerta abierta y una gastada bombilla amarillenta encendida está Hortensia, taciturna en su oscuridad perenne. Peinada como siempre, el lápiz de labios recién aplicado, vestida con falda oscura hasta bajo la rodilla y una blusa color crema, percibe con supina sutileza la vibración de los acompasados pasos del arquitecto subiendo la escalera de madera. Desde la cuarta planta de ese antiguo edificio, Hortensia sólo modula sus cuatro sentidos.

La conclusión del técnico fue descrita con sencillez, recomendando a Hortensia adoptar medidas de seguridad en sus antiguos falsos techos de yeso, los que fueron construidos hacían ya 80 años, antes de la muerte de su madre.

Con el cerrar de la puerta, en el momento inmediato posterior a la partida del arquitecto, vibró el marco y la pared. El falso techo se desplomó.

Hortensia ya tampoco siente.

miércoles

HORTENSIA

Entre la puerta abierta y una gastada bombilla amarillenta encendida esta Hortensia. Peinada como siempre, el lápiz de labios recién aplicado, vestida con falda oscura hasta bajo la rodilla y una blusa color crema, oye los acompasados pasos del arquitecto en la escalera. Desde la cuarta planta de su antiguo edificio, Hortensia sólo oye.

La conclusión es que hay que tomar medidas de seguridad en sus antiguos falsos techos, los que fueron construidos hacía ya 80 años, antes de la muerte de su madre.

Con el golpe del cierre de la puerta, al despedir al arquitecto, se desplomó el falso techo.

Hortensia ya tampoco oye.