¡Basta!...¡ya esta bien!
¡Dame esas gafas oscuras y esos zapatos de tacón!¡Mírate!...¿no te ves?
¿Dónde esta tu hidalguía, dónde tu sonrisa amplia, dónde tu mirada?.
¡Arréglate esos pelos mujer!
Mira, ¡Céntrate!, vuelve en ti, hazte a tu porpia idea encontrándote, apoyando los talones en la tierra, respirando profundo sin anclarte en el recuerdo.
¡Quédate frente a ese espejo! y no temas que yo ahora mismo regreso: Dejaré las gafas en una ventana para que las encuentre otro y los zapatos...los zapatos en el Ejército de Salvación.
Ya vengo, no te vayas.
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