¡Mírame!......aquí sentada frente a tí, mis miserias me abordan, el atardecer me anuncia la nueva llegada de la noche.
¡¡He estado sesenta años esperando que vinieras a pintar la casa!!....me vuelves a decir, desde esa mirada lejana y vidriosa ¿que no puedes?.
Siempre te conectaste conmigo para negarme tu dicha. Mi cigarrillo se consume, la pintura se cae a pedazos desde nuestra boda, y tu sigues allí en Júpiter, buscando agua.
Cada conexión contigo me cuesta un disgusto. En cuanto terminemos, sacaré mis pies de remojo y llamaré a la base para que te traigan definitivamente de regreso a la tierra. Esto no puede seguir así. ¡Tu sí que eres de otro planeta!
Los niños te necesitan.
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