Dr. GIAKA
Col nº 666
Real Colegio de Médicos
Los patos son bonitos verlos volar, no en el horno ni en la cacerola, a no ser que se viva de la caza y de la pesca.
Además, la fiebre aviar interviene directamente sobre los intestinos de los patos atacando fundamentalmente los órganos relacionados con el aparato hepático.
Las patologías médicas vinculadas con las lesiones aviares se manifiestan por medio de los leucocitos, es una diagnosis de media intensidad en la identificación de sus causas, siendo de difícil intervención en caso de “prognosis avistecular angelical” (nombre científico atribuido a la común enfermedad llamada vulgarmente hipohepaticolamidiosis volare sanctus).
En consecuencia, la fé sobre el paté de pato, tan famoso y querido en los entornos de la realeza y extendido durante el siglo XIX en medios burgueses, es para la Sociedad Científica Vaticana la causa del desabastecimiento de ángeles en los cielos europeos. Esto motivó una inmensa desesperación en la humanidad (Ver Historia Critica “de Humanitas”, tercer nivel, patio III del pasillo 1435 de la Biblioteca Bizantina de Olimpia, Vol. MCXXIV tomo C versículo 786).
Por lo tanto, se recurrió a la configuración de representaciones de los ángeles (visión desdibujada por la miopía de la época no corregida por falta de tecnología) en los retablos como complacencia de los sacerdotes en el recitado de las misas que se hacían de espalda a los feligreses, en latín (Idioma de los patos) y de frente a los ángeles, los que finalmente en el siglo XX "son algo de lo que los seres humanos tienen los huevos llenos" (Dalí, Grabación de entrevista sobre la trascendencia de los Ángeles, Universidad de la Sorbonne, Paris, 1972). Esta evidente y culta apelación al origen de los ángeles como patos, sobreentiende el uso de los huevos de pato rellenos en una mesa de Navidad como “alegoría a la presencia de ángeles” y como recurso renovable que no implica la depredación de su especie.
El hecho de querer, entonces llevar a un Ángel al infierno del horno o al de la cacerola, constituye un acto sacrílego, de difícil expiación, y un delito de lesa naturaleza dado que “si se extinguieran los patos no tendríamos mas plumas para los plumeros de plumas de patos que limpian el polvo como los ángeles”, según expresó el padre Pergnillac de la parroquia de St. Pierre de Coubertin en su sermón del 23 de Diciembre de 1985, quien advirtiendo sobre la tendencia del consumo de ese año, agregó: “¡Hermanos!: El paté de hígado de Pato es, per sé y "ad hoc", una fuente de contaminación del espíritu terrenal, dado que esta hecho de carne de un alma voladora”. En efecto, según los documentos que he podido consultar, su ingesta generaría que la iglesia se planteara modificar las encíclicas de PVI[1], "De terrea pecatis ad celis cadere " (articulo 234 del Libro 1º de NOV’ARTIS DEGENERE" de la Editorial Ponte Edifica.)
En síntesis, de manera concluyente, científicamente no es recomendable comer pato en Navidad.
Publiquese en el diario de la parroquia de Iberinia.
[1] P V I (Pecatum Vulgum Primae)
No hay comentarios:
Publicar un comentario