sábado

MAREADO


Mareado, quería llegar a la verdad.

Mareado quiso encontrar las palabras pero solo encontraba imágenes.

Mareado, quería saber qué hacer: Las imágenes solo lo conducían a la confusión.

Mareado, quería saber si también él estaba allí: Todas las cadenas mostraban eso allí, y nada más, pero como si fuera en todos lados.

Mareado, no podía soportar su angustia: La radio no opinaba solo informaba sin argumentos.

Mareado, acudió al kiosco: Los periódicos eran más imágenes que palabras.

Mareado, preguntaba a las gentes: Las gentes se expresaban con escaso vocabulario y ningún conocimiento de sintaxis.

Mareado, no comprendía a donde iba, ni por qué trabajaba, ni para quien vivía.

Mareado no podía argumentar.

Mareado Redondo Vueltas, de cuarenta años de edad, necesitaba reflexionar para resolver al menos un solo problema. Quería formular un pensamiento crítico para fundamentar sus afirmaciones y así concluir razonablemente. Pero no podía manejar conceptos.

Mareado, resignado a sus límites, no se cuestionó más nada, y creyó vivir feliz en su ignorancia.

Mareado se guió por el dogma, la televisión y el consumo.

A sus cuarenta años Mareado, le quedaban tres por jubilarse, y toda un vida para disfrutar.

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